Luego de un multitudinario funeral, el papa Francisco descansa en la Basílica de Santa María la Mayor
Más de 200.000 personas despidieron en Roma al primer papa argentino de la historia. La ceremonia reunió a líderes de todo el mundo y miles de fieles que honraron su legado de cercanía y fraternidad.
El mundo le dio hoy el último adiós a Francisco, el primer pontífice latinoamericano, quien ya descansa en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma. Tras un funeral multitudinario en la Plaza de San Pedro, que reunió a más de 200.000 asistentes entre creyentes y no creyentes, el ataúd del papa recorrió las calles de la capital italiana, en un emotivo cortejo hacia su lugar de descanso eterno.
Apenas unos días después de haber celebrado su última misa de Pascua, el recuerdo de Francisco sigue vivo en los corazones. Su papado, enfocado en sacar a la Iglesia a la calle y atender a los marginados, quedó plasmado en una despedida sencilla, emotiva y masiva, tal como él había deseado.
Un funeral histórico con líderes mundiales y el pueblo presente
La ceremonia fue oficiada por el cardenal Giovanni Battista Re y se convirtió también en un escenario de alta política internacional. Se vieron en la Plaza de San Pedro figuras como Donald Trump, Volodímir Zelenski, Úrsula von der Leyen, Emmanuel Macron, los reyes de España Felipe VI y Letizia, Javier Milei, Sergio Mattarella, Giorgia Meloni, entre otros mandatarios de Europa y América Latina, incluyendo a Luiz Inácio Lula da Silva, Daniel Noboa, Luis Abinader y Xiomara Castro.
El funeral no solo reunió a líderes: fue, sobre todo, el pueblo el gran protagonista. Peregrinos, familias y fieles de todo el mundo pasaron la noche en vela, bajo el cielo de Roma, para despedir al hombre que promovió la "cultura de la fraternidad" frente a la "cultura del descarte".
La última misa y el legado de Francisco
Durante la misa, el cardenal Battista Re destacó la incansable labor del papa argentino: "Francisco veía la Iglesia como un hospital de campaña, donde nadie quedaba afuera. Aseguraba que 'ninguno se salva solo'". Estas palabras, acompañadas por el canto de salmos e intercesiones, provocaron aplausos y lágrimas entre los asistentes.
En un gesto simbólico, durante la ceremonia se recordó una de las frases más repetidas por Francisco: "No se olviden de rezar por mí", a la que el cardenal respondió emocionado: "Ahora, te pedimos que reces tú por nosotros".
El cortejo final: del Vaticano a Santa María la Mayor
Cumpliendo los deseos de Francisco, el funeral fue "con dignidad, pero como todos los cristianos". Luego de la misa, el féretro fue trasladado en un papamóvil abierto, permitiendo a miles de personas despedirse a lo largo del recorrido hasta la Basílica de Santa María la Mayor.
Allí, tras un breve rito con agua bendita y el canto del Regina Caeli, el papa Francisco fue inhumado en una nave lateral de la basílica, bajo una losa de mármol de Liguria, tierra de sus raíces italianas. El féretro quedó sellado con los emblemas oficiales del Vaticano.
Un papa que vino del fin del mundo
El funeral de Francisco fue una verdadera representación del mundo entero: líderes de más de 160 países, pero también los pobres y marginados, estuvieron presentes para acompañarlo hasta su última morada. Fiel a su estilo humilde y cercano, Jorge Bergoglio dejó como legado una Iglesia abierta, solidaria y profundamente humana.
Desde su histórica elección como el primer papa latinoamericano, hasta su última aparición en la Plaza de San Pedro, Francisco dejó un testimonio imborrable de fe, esperanza y amor por los más vulnerables.
Descanse en paz, Francisco. El mundo te recuerda y agradece.